Los ecosistemas polares son los únicos en el océano que
continúan estando dominados por megafauna y cuya prevalencia se explica por la
escasa presión del hombre sobre estos animales. Estos ecosistemas están basados,
prácticamente en su totalidad, en producción primaria marina debido a la mínima
producción primaria terrestre en los ecosistemas polares
La estabilidad de los ecosistemas polares depende, en gran medida, de la existencia de amplias plataformas de hielo que sirven de zona de cría de especies clave en
el ecosistema como el krill en la Antártica; o de plataformas de caza, descanso y
transporte de los organismos, que son utilizadas, entre otros, por pingüinos, lobos
de mar y focas leopardo en la Antártica, así como osos, focas, morsas y otros animales, incluido el hombre, en el Ártico.
Sin embargo, los ecosistemas polares están experimentando un notable calentamiento, que es particularmente espectacular en el caso del Ártico donde la pérdida
de hielo es especialmente rápida y parece estar acelerándose hasta el punto de
plantear un escenario de un Océano Ártico muy mermado en cobertura de hielo en
verano en un futuro próximo.
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